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RELIEVES SUBMARINOS

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RELIEVES SUBMARINOS

Los relieves submarinos ofrecen un paisaje tan variado como los continentales: hay llanuras, montañas, cañones...

Una parte de los continentes está sumergida bajo el mar. Esta zona es la plataforma continental, y en ella el mar tiene menos de 200 metros de profundidad. La luz solar traspasa e ilumina sus aguas, y por eso aquí se encuentran los caladeros más importantes del planeta. La plataforma continental puede alcanzar unos 200 kilómetros de anchura, y es más extensa en el océano Atlántico que en el Pacífico. Alrededor de Chile es prácticamente inexistente: el mar desciende bruscamente desde la costa.

Mar adentro, desde el borde de la plataforma continental, hay una zona con una gran pendiente: es el talud continental. El talud tiene unos 45 km de anchura y desciende bruscamente hasta los 2 km de profundidad. En ocasiones se forman en esta zona cañones submarinos por los que discurren corrientes de lodo procedentes de la costa.

Al final del talud continental están los fondos oceánicos, unas veces llanos, otras abruptos.

EL MISTERIOSO FONDO MARINO

¿Sabes que las formas del relieve más extraordinarias de la Tierra se encuentran bajo el mar? Algunas profundidades alcanzan los 11 kilómetros, y el Everest solo tiene algo más de 8 kilómetros de altitud...

El fondo del océano tiene relieves planos donde acaba el talud continental: son las llanuras abisales, que están a una profundidad de 2 a 5 kilómetros, y alcanzan cientos de kilómetros de anchura. A veces, están salpicadas de curiosas montañas, aisladas y de origen volcánico, llamadas guyots o pitones.

Por el centro de las llanuras abisales se extienden las cordilleras submarinas, también llamadas dorsales oceánicas. Sus montañas más altas alcanzan la superficie del mar y forman islas (Islandia, Hawai, Azores...). En el fondo del Atlántico, la dorsal oceánica supera los 15.000 km de longitud. Las dorsales son zonas muy activas, donde se producen terremotos y erupciones volcánicas, y están relacionadas con la tectónica de placas.

En el fondo del mar se abren surcos estrechos, largos y muy profundos. Son las fosas oceánicas o abisales. Estas fosas están situadas normalmente frente a las cordilleras de los continentes. La más profunda es la fosa Challenger (islas Marianas, océano Pacífico), con más de 11 km de profundidad. Cerca de Puerto Rico está la mayor fosa del océano Atlántico: tiene más de 9.200 m de fondo y unos 1.500 km de longitud. La fosa Atacama, con 7.600 m de profundidad, discurre paralela a las costas de Perú y de Chile, muy cerca del continente.

EXPLORANDO LAS PROFUNDIDADES DEL OCÉANO


En 1985, un submarino especial (Argo) descubrió los restos del trasatlántico Titanic, hundido en el océano Atlántico desde 1912. Llevaba un robot teledirigido que se introdujo entre los restos del barco.

A medida que un submarino desciende hacia el fondo del mar, hay más agua situada sobre él. Deberá soportar, por tanto, más peso. Por eso, para estudiar el fondo del mar se construyeron unos submarinos especiales, llamados batiscafos. Estos aparatos pueden descender hasta las profundas fosas abisales (más de 10 km) y así estudiar el fondo del mar con detalle. En 1960 Jacques Piccard y Donald Walsh descendieron en el batiscafo Trieste hasta el punto más profundo de la fosa de las Marianas...

Antes de utilizar los batiscafos, se empleaba un aparato llamado sónar, que se colocaba en un barco y detectaba las formas del relieve mediante ondas acústicas. Este aparato medía la profundidad del océano. Gracias a él se dibujaron los primeros mapas del fondo del mar, identificando llanuras y montañas submarinas.

En 2003 se usó un batiscafo para tapar las grietas del petrolero Prestige, hundido frente a las costas de España. Por estas grietas salía fuel que luego subía hasta la superficie y contaminaba el agua y las playas españolas.

LA COSTA

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LA COSTA

Llamamos costa al borde del mar y a la zona de tierra que está en contacto con el mar. Es lo mismo decir costa que litoral. Las olas del mar, así como las subidas y las bajadas de las mareas determinan la forma de la costa: golpean las rocas y las fragmentan. De esta forma se han modelado y se modelan las formas costeras del relieve.

Hay costas altas y costas bajas:

Costas altas o abruptas. Las aguas marinas erosionan la costa y forman los acantilados. Los acantilados son terrenos rocosos cortados de forma vertical. ¿Sabes qué ocurre cuando el agua del mar golpea un acantilado? Al principio, el golpeteo continuo del agua excava una cueva en el acantilado; como la erosión continúa, la cueva se convierte en un arco; al final, se desprende la parte superior del arco y quedan altas rocas, aisladas y sobresalientes, llamadas farallones, que pueden elevarse hasta ¡140 m!
Costas bajas o llanas. Los ríos y las lluvias arrastran restos que se sedimentan en el mar. Una playa es la orilla llana del mar donde se acumulan la arena o las piedras pequeñas. En paralelo a la línea de costa también se depositan arenas y gravas, formando una barrera denominada restinga o cordón litoral; si se amontonan en perpendicular a la costa, se llaman flechas litorales, y si ocupan casi toda una bahía, son barras arenosas. Los tómbolos son flechas litorales que unen una isla con el continente o dos islas entre sí.

¿Has oído hablar de la Manga, en Murcia (España)? Es una restinga que separa el mar Menor del Mediterráneo.

ENTRANTES DE MAR EN LA COSTA


Las costas tienen diferentes formas y trazados. No hay dos costas iguales en todo el planeta Tierra.

Los golfos son grandes entrantes del mar en la tierra. Cuando su extensión y profundidad son menores, reciben el nombre de bahías. Las ensenadas y las calas son aún más pequeñas que las bahías. Las bocanas son pasos estrechos de mar que sirven de entrada a un fondeadero, lugar donde atracan y echan sus anclas los barcos. El golfo de México es un enorme entrante del océano Atlántico que baña las costas de México, Estados Unidos y Cuba.

En la zona donde desemboca un río también se forman entrantes de mar en la tierra, si la fuerza del agua marina es grande y muy erosiva. Se les llama estuarios, y su forma es como la de un embudo. En un estuario se mezclan el agua salada del mar y el agua dulce del río. Hay un estuario en Lisboa (Portugal), en la desembocadura del río Tajo.

En el norte de España, la forma de los estuarios es más alargada, y se conocen como rías, aunque realmente son valles fluviales hundidos. Si el valle sumergido se forma por la acción de los glaciares (ríos de hielo), se llaman fiordos. El fiordo noruego de Sognafjorden es el más largo del mundo: penetra más de 200 kilómetros tierra adentro. ¿Sabes que en algunas regiones alcanzan ¡más de 1 km! de profundidad? Imagínate varios rascacielos uno encima de otro...

SALIENTES TERRESTRES SOBRE EL MAR

Los cabos son promontorios de tierra que entran en el mar. Suelen ser rocosos y tener grandes pendientes. En ellos se construyen los faros para orientar a los barcos. Los cabos, a veces, reciben el nombre de puntas. Es habitual que el viento sople con fuerza en los cabos. En Sudamérica, el cabo de Hornos separa el océano Atlántico del océano Pacífico.

Un delta es una extensión de tierra formada por los materiales que deposita un río cerca de su desembocadura. Se llaman así porque tienen la misma forma triangular que la letra griega delta: Δ. La zona más ancha de la letra corresponde a la región de la desembocadura, donde el río se ensancha. Suelen ser tierras muy fértiles. El delta del Nilo (Egipto, África) es uno de los más conocidos, pero hay muchos otros: Orinoco (Colombia-Venezuela, América del Sur), Mississippi (Estados Unidos, América del Norte)...

PENÍNSULAS Y OTROS RELIEVES COSTEROS

¿Sabes cómo llamamos a los trozos de tierra que están rodeados de agua por todas partes? Son las islas. En cambio, una península está rodeada de agua por todas partes menos por una, el istmo. Los istmos pueden ser anchos, como el de la península Ibérica, que tiene cientos de kilómetros, o estrechos, como el de la península de Paraguaná (Venezuela), que tiene algo más de 5 km de anchura.

En la costa también se pueden formar dunas. Esto sucede cuando el viento que sopla desde el mar tierra adentro arrastra pequeñas partículas de arena y se encuentra con un obstáculo (por ejemplo, un árbol). Entonces comienza a depositarse la arena, hasta que se forma un montículo, que conocemos con el nombre de duna.